Biografía
En
1889 empieza sus estudios de bachillerato, primero en el
instituto San Isidro
y después en Cardenal Cisneros. Es en esa época cuando se aficiona al
teatro junto a su hermano, y comienza a asistir a tertulias. Machado
interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas
económicos de su familia tras la muerte de su padre por
tuberculosis en
1893
y su abuelo, tres años más tarde. El influjo familiar y su centro de
estudios marcaron su camino intelectual. Por aquella época, conoce a
Valle-Inclán en una tertulia. Trabaja en la parte de los verbos, en el
Diccionario de ideas afines.
En
1899, Antonio Machado viaja a
París, donde vivía su hermano el poeta
Manuel, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de traductor para la
Editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo,
Oscar Wilde y
Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo
Henri Bergson, que le impresionan profundamente. Vuelve a España y trabaja de
actor mientras alcanza el título de
bachiller.
En
1907 publica
Soledades, Galerías y Otros poemas, una versión ampliada de
Soledades, y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés. Elige la vacante del instituto de
Soria, donde entabla amistad con
Vicente García de Diego que era catedrático de latín y griego del mismo instituto. Conoce a
Leonor Izquierdo, que trabajaba en casa de Vicente García de Diego, con la que se casará dos años después, cuando ella tenía 15 años y él 34.
En
1911 viaja a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.
Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en
1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a
Baeza (
Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio. Durante siete años, hasta
1919, el poeta enseña Gramática Francesa en el Instituto de Bachillerato instalado en la Antigua Universidad baezana.
En
1912 publica
Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra
Soledades y del intimismo hacia el que había evolucionado en
Soledades, galerías y otros poemas, acercándose a las inquietudes patrióticas de los autores de la
Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia correspondencia epistolar con
Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este libro. En Baeza, en
1917, conoce a
Federico García Lorca, con el que entabló gran amistad.
En 1919 se traslada a
Segovia,
donde encontrará un ambiente cultural más acorde con sus gustos y
comenzará a participar en las actividades de la reciente Universidad
Popular, que tiene como objetivo la extensión de la cultura a los
sectores sociales tradicionalmente más apartados de ella. Así, fue
profesor de francés en el
Instituto de Segovia, donde conoció a
Mariano Quintanilla. Continuará hasta 1932.
Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos
Juan de Mairena y
Abel Martín. Por entonces corteja a una dama casada,
Pilar Valderrama, que en los versos de
Nuevas canciones (1924), su último libro de poesía, progresivamente ampliado, como los otros, aparece bajo el nombre de
Guiomar. Siente un gran interés por la Filosofía y se licencia a trancas y barrancas en esta materia en la Universidad Central.
Con el estallido de la
Guerra Civil Española marcha a
Valencia. Vivió en la localidad de
Rocafort desde noviembre de
1936 hasta marzo de
1938. En
1937 publica
La guerra. Entre 1937 y 1939, Machado publica un total de 26 artículos en
La Vanguardia
(que en aquella época era el órgano de expresión del gobierno de la
República y recogía firmas de los más destacados intelectuales y
escritores que apoyaron la causa republicana).
A finales de enero de
1939, y ante la inminente ocupación de la ciudad, sale de Barcelona viajando con
Joaquín Xirau Palau en una ambulancia que les fue proporcionada por
José Puche Álvarez, Director General de Sanidad. Tras unos primeros días en
Raset (
Gerona), pasa su última noche en España, la del 26 al 27 de enero, en
Viladasens. En la tarde del día 28 llega finalmente a
Colliure (
Francia),
en donde muere el día 22 de febrero en el Hotel Bougnol-Quintana. A
los tres días, fallece su madre, Ana Ruiz Hernández. En el bolsillo de
su abrigo se encuentra un último verso: «Estos días azules y este sol
de la infancia».
En febrero de 2010 la especialista en Machado, Monique Alonso, hizo
público que, poco antes de morir el poeta, la Universidad de Cambridge
le había enviado una carta ofreciéndole un puesto en su rectorado. La
carta llegó a Colliure al día siguiente de su entierro. Machado fue
expulsado
post mortem del cuerpo de catedráticos de Instituto y hubo de esperarse hasta 1981 para que fuera rehabilitado
post mortem como profesor del
instituto Cervantes, de Madrid, en memorable orden ministerial de
Federico Mayor Zaragoza.
Obra
Su obra poética se inicia con
Soledades (
1903), que fue escrita entre
1901 y
1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior.
En
Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de
1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. En este mismo año, se instala en la ciudad de
Soria
para enseñar francés. En esta ciudad conocerá a la que será su esposa,
Leonor. Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono»
nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales
o de temas muy de la época: jardines abandonados, parques viejos,
fuentes, etcétera; espacios a los cuales va aproximándose a través del
recuerdo, del sueño o de las ensoñaciones.
A un olmo seco (una obra)
Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.
[...]
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Antonio Machado
En lo fundamental este intimismo nunca desaparece, aunque en la entrega siguiente,
Campos de Castilla (
1912), Antonio Machado explore nuevos caminos (no en vano, es su libro noventayochista). En la colección de
1912
el poeta mira, sobre todo, al espacio geográfico que le rodea - las
tierras castellanas - y a los hombres que lo habitan. A la sección
Campos de Castilla que figura en la edición de
Poesías completas (
1917) se añadirán nuevos textos que no figuran en la de
1912:
a) un grupo de poemas escritos en
Baeza tras la muerte de su mujer Leonor en los que la memoria tiene un papel fundamental,
b) una serie de poemas breves, de carácter reflexivo, sentencioso, que el poeta llamará «Proverbios y cantares» y
c) unos cuantos textos muy críticos: crítica social y crítica a la España de aquel momento.
El libro
Nuevas canciones (
1924),
escrito parcialmente en Baeza, recuerda en alguna de sus partes el
tono nostálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tierras
sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la
Alta Andalucía,
espacio geográfico real y mítico a la vez; continúa, además, en el
nuevo libro, la línea sentenciosa (proverbios y cantares) que ya
iniciara en
Campos de Castilla.
Las ediciones de
Poesías completas de
1928 y
1933
presentan novedades dignas de ser destacadas. Especialmente, hay que
reseñar la aparición de dos importantes apócrifos, «Juan de Mairena» y
«Abel Martín» - maestro de Mairena -, más un tercero, que lleva el mismo
nombre que el poeta. Son, todos ellos, autores de los poemas añadidos a
estas nuevas ediciones. Juan de Mairena es, además, autor de
comentarios en prosa: de éste ha de decir Machado algunos años más
tarde que es su «yo filosófico». Entre los textos que a dichos
personajes se atribuyen destacaremos, por una parte, los de carácter
filosófico (filosofía impregnada de lirismo); por otro lado, unos
cuantos poemas eróticos, cuya inspiradora (
Pilar de Valderrama en la vida real; Guiomar en la poesía) fue el último gran amor del poeta.
En
1936, ya en vísperas de la
Guerra Civil, publica un libro en prosa:
Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una reunión de ensayos que venía publicando en la prensa madrileña a partir de
1934.
Este volumen muestra que su autor es uno de los más originales
prosistas de nuestro siglo. A través de esas páginas Machado-Mairena
habla sobre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la
política, la filosofía. Usa una gran variedad de tonos, que va desde la
aparente frivolidad hasta la gravedad máxima, pasando por la ironía, la
gracia o el humor.
Durante la contienda civil marcha con su familia a Valencia. Uniéndose al movimiento
Alianza de Escritores Antifascistas participando activamente en el II Congreso Internacional celebrado en la ciudad de
Valencia. Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos, verso y prosa, se recogen en su último libro,
La guerra (
1937, con ilustraciones de
José Machado).
Si buena parte de la escritura última debe verse como puramente
testimonial, hay, no obstante, ciertos textos de grandísima calidad
literaria. Entre ellos,
El crimen fue en Granada.
Poética
La poesía de Machado se aleja de la concepción modernista de que ésta
es meramente forma y la suma de las artes. No importa tanto la forma,
la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal.
El verbo es lo más importante, porque expresa el tiempo, la temporalidad
que él considera esencial. «El adjetivo y el nombre / remansos del
agua limpia / son accidentes del verbo / en la gramática lírica / del
hoy que será mañana / del ayer que es todavía». Pero no desdeña algunos
de los ropajes modernistas, aunque sin abusar de los mismos, usa una
compleja red de
símbolos
personales (el viajero, el camino, la fuente, la luz, la tarde, las
abejas, las moscas, las galerías, el agua que fluye, la noria...) y
aporta una nueva
estrofa, la
silva arromanzada, compuesta por
versos imparisílabos de arte mayor y menor, incluidos alejandrinos de 7 + 7, con
rima asonante en los pares.
La poesía, «una honda palpitación del espíritu», es la expresión íntima
del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser
universal: es «el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo». La
poesía es un diálogo de un hombre con el tiempo de cada uno. El poeta
pretende eternizar ese tiempo objetivo para que permanezca vivo el
tiempo psíquico del poeta, para que sea universal.
También le da mucha importancia al sentimiento que ha de impregnar la
imagen. Las imágenes que no parten del sentimiento, sino sólo del
intelecto, no valen nada. También rechaza la
poesía surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para él esto es una
deshumanización, que no comparte. La poesía debe hablar con el corazón.
Renonoscimiento
En
1927 fue elegido miembro de la
Real Academia Española,
si bien nunca llegó a tomar posesión de su sillón. Por eso, Antonio
Machado fue uno de los más apreciados poetas españoles añorados en esa
época.
El crimen fue en Granada
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
…Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada…
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque – yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.
“Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!”
Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!
Antonio Machado