XLIV
Todo pasa y todo queda,pero lo nuestro es pasar,pasar haciendo caminos,caminos sobre la mar.
INunca perseguí la gloria,ni dejar en la memoriade los hombres mi canción;yo amo los mundos sutiles,ingrávidos y gentilescomo pompas de jabón.Me gusta verlos pintarsede sol y grana, volarbajo el cielo azul, temblarsúbitamente y quebrarse.
XXIXCaminante, son tus huellasel camino, y nada más;caminante, no hay camino,se hace camino al andar.Al andar se hace camino,y al volver la vista atrásse ve la senda que nuncase ha de volver a pisar.Caminante, no hay camino,sino estelas en la mar.
El resto de las estrofas pertenece a Serrat, pero se incluyen en ellas los dos versos de Machado antes mencionados (aquí en letra cursiva).
Hace algún tiempo, en ese lugar
donde hoy los bosques se visten de espinos,se oyó la voz de un poeta gritar:caminante, no hay camino,se hace camino al andar,golpe a golpe, verso a verso.
Murió el poeta lejos del hogar,le cubre el polvo de un país vecino.Al alejarse le vieron llorar,caminante, no hay camino,se hace camino al andar,golpe a golpe, verso a verso.
Cuando el jilguero no puede cantar,cuando el poeta es un peregrino,cuando de nada nos sirve rezar,caminante, no hay camino,se hace camino al andar,golpe a golpe, verso a verso.