sexta-feira, fevereiro 22, 2019

O poeta Antonio Machado morreu há oitenta anos

Antonio Machado Ruiz (Sevilla, 26 de julio de 1875Colliure, 22 de febrero de 1939) fue un poeta español, miembro tardío de la Generación del 98 y uno de sus miembros más representativos. Su obra inicial suele inscribirse en el movimiento literario denominado Modernismo.
  
Biografía
Antonio Machado nació el 26 de julio de 1875 en Sevilla. Fue el segundo de cinco hermanos de una familia liberal; el mayor de ellos, Manuel, trabajó junto a Antonio en varias obras. Su padre, Antonio Machado Álvarez «Demófilo», amigo de Joaquín Costa y de Francisco Giner de los Ríos, publicó numerosos estudios sobre el folclore andaluz y gallego. Su abuelo, Antonio Machado Núñez, era médico y profesor de Ciencias Naturales.
En 1883, su abuelo fue nombrado profesor de la Universidad Central de Madrid y toda la familia se traslada con él a dicha ciudad. Antonio Machado completa entonces su formación en la célebre Institución Libre de Enseñanza, fundada por Francisco Giner de los Ríos.
En 1889 empieza sus estudios de bachillerato, primero en el instituto San Isidro y después en Cardenal Cisneros. Es en esa época cuando se aficiona al teatro junto a su hermano, y comienza a asistir a tertulias. Machado interrumpe varias veces sus estudios, afectado por los problemas económicos de su familia tras la muerte de su padre por tuberculosis en 1893 y su abuelo, tres años más tarde. El influjo familiar y su centro de estudios marcaron su camino intelectual. Por aquella época, conoce a Valle-Inclán en una tertulia. Trabaja en la parte de los verbos, en el Diccionario de ideas afines.
En 1899, Antonio Machado viaja a París, donde vivía su hermano el poeta Manuel, con quien en lo sucesivo emprenderá una carrera conjunta de autores dramáticos, y trabaja de traductor para la Editorial Garnier. Allí entrará en contacto con, por ejemplo, Oscar Wilde y Pío Baroja y asiste a las clases del filósofo Henri Bergson, que le impresionan profundamente. Vuelve a España y trabaja de actor mientras alcanza el título de bachiller.
En 1902 vuelve a París y conoce a Rubén Darío. De vuelta a Madrid entabla amistad con Juan Ramón Jiménez y publica Soledades (1903).
En 1907 publica Soledades, Galerías y Otros poemas, una versión ampliada de Soledades, y gana las oposiciones al puesto de catedrático de francés. Elige la vacante del instituto de Soria, donde entabla amistad con Vicente García de Diego que era catedrático de latín y griego del mismo instituto. Conoce a Leonor Izquierdo, que trabajaba en casa de Vicente García de Diego, con la que se casará dos años después, cuando ella tenía 15 años y él 34.
En 1911 viaja a París al conseguir una beca para ampliar sus estudios.
Leonor cae enferma de tuberculosis y muere en 1912, lo que sume a Machado en una gran depresión y éste solicita su traslado a Baeza (Jaén), donde vivirá con su madre dedicado a la enseñanza y al estudio. Durante siete años, hasta 1919, el poeta enseña Gramática Francesa en el Instituto de Bachillerato instalado en la Antigua Universidad baezana.
En 1912 publica Campos de Castilla, obra en la que el autor se separa de los rasgos modernistas que presentaba su obra Soledades y del intimismo hacia el que había evolucionado en Soledades, galerías y otros poemas, acercándose a las inquietudes patrióticas de los autores de la Generación del 98; en efecto, ha mantenido una amplia correspondencia epistolar con Miguel de Unamuno y algunas de sus ideas se reflejan en este libro. En Baeza, en 1917, conoce a Federico García Lorca, con el que entabló gran amistad.
En 1919 se traslada a Segovia, donde encontrará un ambiente cultural más acorde con sus gustos y comenzará a participar en las actividades de la reciente Universidad Popular, que tiene como objetivo la extensión de la cultura a los sectores sociales tradicionalmente más apartados de ella. Así, fue profesor de francés en el Instituto de Segovia, donde conoció a Mariano Quintanilla. Continuará hasta 1932.
En 1932 obtiene la cátedra de Francés del Instituto Calderón de la Barca, de Madrid, y en 1935 la del Cervantes.
Escribe textos en prosa que luego serán recogidos en los dos apócrifos Juan de Mairena y Abel Martín. Por entonces corteja a una dama casada, Pilar Valderrama, que en los versos de Nuevas canciones (1924), su último libro de poesía, progresivamente ampliado, como los otros, aparece bajo el nombre de Guiomar. Siente un gran interés por la Filosofía y se licencia a trancas y barrancas en esta materia en la Universidad Central.
Con el estallido de la Guerra Civil Española marcha a Valencia. Vivió en la localidad de Rocafort desde noviembre de 1936 hasta marzo de 1938. En 1937 publica La guerra. Entre 1937 y 1939, Machado publica un total de 26 artículos en La Vanguardia (que en aquella época era el órgano de expresión del gobierno de la República y recogía firmas de los más destacados intelectuales y escritores que apoyaron la causa republicana).
A finales de enero de 1939, y ante la inminente ocupación de la ciudad, sale de Barcelona viajando con Joaquín Xirau Palau en una ambulancia que les fue proporcionada por José Puche Álvarez, Director General de Sanidad. Tras unos primeros días en Raset (Gerona), pasa su última noche en España, la del 26 al 27 de enero, en Viladasens. En la tarde del día 28 llega finalmente a Colliure (Francia), en donde muere el día 22 de febrero en el Hotel Bougnol-Quintana. A los tres días, fallece su madre, Ana Ruiz Hernández. En el bolsillo de su abrigo se encuentra un último verso: «Estos días azules y este sol de la infancia».
En febrero de 2010 la especialista en Machado, Monique Alonso, hizo público que, poco antes de morir el poeta, la Universidad de Cambridge le había enviado una carta ofreciéndole un puesto en su rectorado. La carta llegó a Colliure al día siguiente de su entierro. Machado fue expulsado post mortem del cuerpo de catedráticos de Instituto y hubo de esperarse hasta 1981 para que fuera rehabilitado post mortem como profesor del instituto Cervantes, de Madrid, en memorable orden ministerial de Federico Mayor Zaragoza.
   
Obra
Su obra poética se inicia con Soledades (1903), que fue escrita entre 1901 y 1902. En el breve volumen notamos ya muchos rasgos personales que caracterizarán su lírica posterior.
En Soledades, Galerías y otros poemas (octubre de 1907) la voz del poeta se alza con personalidad propia. En este mismo año, se instala en la ciudad de Soria para enseñar francés. En esta ciudad conocerá a la que será su esposa, Leonor. Quizá lo más típico de esa personalidad sea el «tono» nostálgico, suavemente melancólico, aun cuando hable de cosas muy reales o de temas muy de la época: jardines abandonados, parques viejos, fuentes, etcétera; espacios a los cuales va aproximándose a través del recuerdo, del sueño o de las ensoñaciones.
  
A un olmo seco (una obra)

Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido,
con las lluvias de abril y el sol de mayo,
algunas hojas verdes le han salido.

[...] 
Antes que te derribe, olmo del Duero,
con su hacha el leñador, y el carpintero
te convierta en melena de campana,
lanza de carro o yugo de carreta;
antes que, rojo en el hogar, mañana
ardas, de alguna misera caseta
al borde de un camino;
antes que te descuaje un torbellino
y tronche el soplo de las sierras blancas;
antes que el río hacia la mar te empuje,
por valles y barrancas,
olmo, quiero anotar en mi cartera
la gracia de tu rama verdecida.

Mi corazón espera
también hacia la luz y hacia la vida,
otro milagro de la primavera.
Antonio Machado
  
En lo fundamental este intimismo nunca desaparece, aunque en la entrega siguiente, Campos de Castilla (1912), Antonio Machado explore nuevos caminos (no en vano, es su libro noventayochista). En la colección de 1912 el poeta mira, sobre todo, al espacio geográfico que le rodea - las tierras castellanas - y a los hombres que lo habitan. A la sección Campos de Castilla que figura en la edición de Poesías completas (1917) se añadirán nuevos textos que no figuran en la de 1912:
a) un grupo de poemas escritos en Baeza tras la muerte de su mujer Leonor en los que la memoria tiene un papel fundamental,
b) una serie de poemas breves, de carácter reflexivo, sentencioso, que el poeta llamará «Proverbios y cantares» y
c) unos cuantos textos muy críticos: crítica social y crítica a la España de aquel momento.
El libro Nuevas canciones (1924), escrito parcialmente en Baeza, recuerda en alguna de sus partes el tono nostálgico del primer Machado. Hay una presencia de las tierras sorianas, evocadas desde lejos; la hay, también, de la Alta Andalucía, espacio geográfico real y mítico a la vez; continúa, además, en el nuevo libro, la línea sentenciosa (proverbios y cantares) que ya iniciara en Campos de Castilla.
Las ediciones de Poesías completas de 1928 y 1933 presentan novedades dignas de ser destacadas. Especialmente, hay que reseñar la aparición de dos importantes apócrifos, «Juan de Mairena» y «Abel Martín» - maestro de Mairena -, más un tercero, que lleva el mismo nombre que el poeta. Son, todos ellos, autores de los poemas añadidos a estas nuevas ediciones. Juan de Mairena es, además, autor de comentarios en prosa: de éste ha de decir Machado algunos años más tarde que es su «yo filosófico». Entre los textos que a dichos personajes se atribuyen destacaremos, por una parte, los de carácter filosófico (filosofía impregnada de lirismo); por otro lado, unos cuantos poemas eróticos, cuya inspiradora (Pilar de Valderrama en la vida real; Guiomar en la poesía) fue el último gran amor del poeta.
En 1936, ya en vísperas de la Guerra Civil, publica un libro en prosa: Juan de Mairena. Sentencias, donaires, apuntes y recuerdos de un profesor apócrifo. Se trata de una reunión de ensayos que venía publicando en la prensa madrileña a partir de 1934. Este volumen muestra que su autor es uno de los más originales prosistas de nuestro siglo. A través de esas páginas Machado-Mairena habla sobre la sociedad, la cultura, el arte, la literatura, la política, la filosofía. Usa una gran variedad de tonos, que va desde la aparente frivolidad hasta la gravedad máxima, pasando por la ironía, la gracia o el humor.
Durante la contienda civil marcha con su familia a Valencia. Uniéndose al movimiento Alianza de Escritores Antifascistas participando activamente en el II Congreso Internacional celebrado en la ciudad de Valencia. Machado escribió unos pocos textos en verso y muchos en prosa. Algunos, verso y prosa, se recogen en su último libro, La guerra (1937, con ilustraciones de José Machado). Si buena parte de la escritura última debe verse como puramente testimonial, hay, no obstante, ciertos textos de grandísima calidad literaria. Entre ellos, El crimen fue en Granada.
Durante la década del veinte y los primeros años de la década del treinta, escribe teatro en colaboración con su hermano Manuel. Ambos estrenan en Madrid las siguientes obras: Desdichas de la fortuna o Julianillo Valcárcel (1926), Juan de Mañara (1927), Las adelfas (1928), La Lola se va a los puertos (1929), La prima Fernanda (1931) y La duquesa de Benamejí (1932).
  
Poética
La poesía de Machado se aleja de la concepción modernista de que ésta es meramente forma y la suma de las artes. No importa tanto la forma, la musicalidad, la buena rima, si no se cuenta nada íntimo y personal. El verbo es lo más importante, porque expresa el tiempo, la temporalidad que él considera esencial. «El adjetivo y el nombre / remansos del agua limpia / son accidentes del verbo / en la gramática lírica / del hoy que será mañana / del ayer que es todavía». Pero no desdeña algunos de los ropajes modernistas, aunque sin abusar de los mismos, usa una compleja red de símbolos personales (el viajero, el camino, la fuente, la luz, la tarde, las abejas, las moscas, las galerías, el agua que fluye, la noria...) y aporta una nueva estrofa, la silva arromanzada, compuesta por versos imparisílabos de arte mayor y menor, incluidos alejandrinos de 7 + 7, con rima asonante en los pares.
La poesía, «una honda palpitación del espíritu», es la expresión íntima del sentimiento personal del poeta, pero, aunque íntima, pretende ser universal: es «el diálogo del hombre, de un hombre, con su tiempo». La poesía es un diálogo de un hombre con el tiempo de cada uno. El poeta pretende eternizar ese tiempo objetivo para que permanezca vivo el tiempo psíquico del poeta, para que sea universal.
También le da mucha importancia al sentimiento que ha de impregnar la imagen. Las imágenes que no parten del sentimiento, sino sólo del intelecto, no valen nada. También rechaza la poesía surrealista, porque no tiene estructura lógica. Para él esto es una deshumanización, que no comparte. La poesía debe hablar con el corazón.
   
Renonoscimiento
En 1927 fue elegido miembro de la Real Academia Española, si bien nunca llegó a tomar posesión de su sillón. Por eso, Antonio Machado fue uno de los más apreciados poetas españoles añorados en esa época.
En 2007 se instala en la Biblioteca Nacional de España en Madrid la magnífica cabeza de Antonio Machado realizada por el escultor Pablo Serrano en el año 1966 y que también se encuentra en el Centre Georges Pompidou de París y en el MOMA de Nueva York.

 
El crimen fue en Granada

Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas, de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba.
El pelotón de verdugos
no osó mirarle la cara.
Todos cerraron los ojos;
rezaron: ¡ni Dios te salva!
Muerto cayó Federico.
-sangre en la frente y plomo en las entrañas-.
…Que fue en Granada el crimen
sabed -¡pobre Granada!-, en su Granada…
Se le vio caminar solo con Ella,
sin miedo a su guadaña.
Ya el sol en torre y torre; los martillos
en yunque – yunque y yunque de las fraguas.
Hablaba Federico,
requebrando a la muerte. Ella escuchaba.

“Porque ayer en mi verso, compañera,
sonaba el golpe de tus secas palmas,
y diste el hielo a mi cantar, y el filo
a mi tragedia de tu hoz de plata,
te cantaré la carne que no tienes,
los ojos que te faltan,
tus cabellos que el viento sacudía,
los rojos labios donde te besaban…
Hoy como ayer, gitana, muerte mía,
qué bien contigo a solas,
por estos aires de Granada, ¡mi Granada!”
Se le vio caminar…
Labrad, amigos,
de piedra y sueño, en el Alhambra,
un túmulo al poeta,
sobre una fuente donde llore el agua,
y eternamente diga:
el crimen fue en Granada, ¡en su Granada!


Antonio Machado

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