LA CANCIÓN DESESPERADA EMERGE
tu recuerdo de la noche en que estoy. Abandonado
como los muelles en el alba. Sobre mi corazón
llueven frías corolas. En ti se acumularon
las guerras y los vuelos. Todo te lo
tragaste, como la lejanía. Era la alegre
hora del asalto y el beso. Ansiedad de
piloto, furia de buzo ciego, En la infancia
de niebla mi alma alada y herida. Te ceñiste
al dolor, te agarraste al deseo. Hice retroceder
la muralla de sombra, Oh carne,
carne mía, mujer que amé y perdí, Como un vaso
albergaste la infinita ternura, Era la negra,
negra soledad de las islas, Era la sed
y el hambre, y tú fuiste la fruta. Ah mujer,
no sé cómo pudiste contenerme Mi deseo de
ti fue el más terrible y corto, Cementerio
de besos, aún hay fuego en tus tumbas, Oh la boca
mordida, oh los besados miembros, Oh la cópula
loca de esperanza y esfuerzo Y la ternura,
leve como el agua y la harina. Ése fue mi
destino y en él viajó mi anhelo, Oh sentina
de escombros, en ti todo caía, De tumbo en
tumbo aún llameaste y cantaste Aún floreciste
en cantos, aún rompiste en corrientes. Pálido buzo
ciego, desventurado hondero, Es la hora
de partir, la dura y fría hora El cinturón
ruidoso del mar ciñe la costa. Abandonado
como los muelles en el alba. Ah más allá de todo. Ah más allá de todo. Es la hora de partir. Oh abandonado! |
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