Pablo Neruda, nascido Ricardo Eliécer Neftalí Reyes Basoalto (Parral, 12 de julho de 1904 - Santiago, 23 de setembro de 1973) foi um poeta chileno, bem como um dos mais importantes poetas da língua castelhana do século XX e cônsul do Chile na Espanha (de 1934 a 1938) e no México. Neruda recebeu o Prémio Nobel de Literatura em 1971.
(...)
Morreu em Santiago do Chile a 23 de setembro de 1973, de cancro na próstata.
Depois do golpe militar de 11 de setembro a sua saúde havia-se
agravado e no dia 19 é transferido, de urgência, da sua casa, na Isla
Negra, para Santiago, onde veio a morrer, no dia 23, às 22.30 horas na
Clínica Santa Maria. Em 2011 um artigo recolheu declarações de Manuel
Araya Osorio, assistente do poeta desde novembro de 1972 até à sua
morte, que assegurava que Neruda havia sido assassinado na clínica com
uma injeção letal. A casa de Neruda em Santiago foi saqueada depois do
golpe encabeçado pelo general Augusto Pinochet e os seus livros,
incendiados. O funeral do poeta foi realizado no Cementerio General.
Teve a presença dos membros da direção do Partido Comunista, mesmo
estando na condições de perseguidos pelo regime terrorista de Pinochet.
Ainda que cercados por soldados armados, escutou-se gritos desafiantes
em homenagem a Neruda e Salvador Allende, em conjunto o entoar da Internacional.
Depois do funeral, muitos dos participantes não puderam fugir e
acabaram engrossando a lista de mortos e desaparecidos pela ditadura.
Encontra-se sepultado em sua propriedade em Isla Negra, Santiago, no Chile. Postumamente foram publicadas as suas memórias em 1974, com o título Confesso que vivi .
in Wikipédia
Déjame sueltas las manos
Déjame sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por los caminos de tu cuerpo.
La pasión —sangre, fuego, besos—
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tú no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!
Es el incendio!
Y estás aquí, mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!
Déjame libre las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste—
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!
Déjame sueltas las manos
y el corazón, déjame libre!
Deja que mis dedos corran
por los caminos de tu cuerpo.
La pasión —sangre, fuego, besos—
me incendia a llamaradas trémulas.
Ay, tú no sabes lo que es esto!
Es la tempestad de mis sentidos
doblegando la selva sensible de mis nervios.
Es la carne que grita con sus ardientes lenguas!
Es el incendio!
Y estás aquí, mujer, como un madero intacto
ahora que vuela toda mi vida hecha cenizas
hacia tu cuerpo lleno, como la noche, de astros!
Déjame libre las manos
y el corazón, déjame libre!
Yo sólo te deseo, yo sólo te deseo!
No es amor, es deseo que se agosta y se extingue,
es precipitación de furias,
acercamiento de lo imposible,
pero estás tú,
estás para dármelo todo,
y a darme lo que tienes a la tierra viniste—
como yo para contenerte,
y desearte,
y recibirte!
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