Revisó y rescató obras del siglo XIX como Pan y toros (de Barbieri) o Pepita Jiménez (de Albéniz), obteniendo un gran éxito artístico, pero no económico. Su longevidad le hizo ser testigo de las nuevas corrientes musicales, interesadas en otros géneros. Su última obra, finalizada en septiembre de 1988, fue Variaciones para quinteto de viento, compuesta cuando el Quinteto de Viento Pablo Sorozábal le pidió permiso para adoptar su nombre. Murió sin poder estrenar la que él mismo consideró su mejor obra: la ópera Juan José, que fue finalmente estrenada en versión de concierto en el Kursaal de San Sebastián el 21 de febrero de 2009.
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