El terremoto se inició el 31 de mayo de 1970 de 7,9 a las 3:25 p.m. Su epicentro se halló frente a las costas de las ciudades de Casma y Chimbote, en el Océano Pacífico. Su magnitud fue de 7,8 grados en la escala de Richter y alcanzó una intensidad de hasta X y XI grados en la escala de Mercalli entre Chimbote y Casma. Produjo además un violento alud en las ciudades de Yungay y Ranrahirca.
Efectos en el Callejón de Huaylas y el Perú
Las muertes se calcularon en 80.000 y hubo aproximadamente de 20.000 desaparecidos, algunas fuentes elevan las víctimas mucho más alto. Los heridos hospitalizados se contabilizaron en 143.331, si bien en lugares como Recuay, Aija, Casma, Huarmey, Carhuaz y Chimbote la destrucción de edificios osciló entre 80% y 90%. Se calculó el número de afectados en 3.000.000. La Carretera Panamericana sufrió graves grietas entre Trujillo y Huarmey, lo que dificultó aún más la entrega de ayuda. La central hidroeléctrica del Cañón del Pato quedó también afectada por el embate del río Santa y la línea férrea que comunicaba Chimbote con el valle del Santa y quedó inutilizable en un 60% de su recorrido. Con esta catástrofe el Perú sacó volutariamente a la Brigada de Defensa Civil Peruana para evitar que vuelva a suceder algo tan terrible; el general Juan Velasco Alvarado, que era el presidente del país en ese entonces, tomó un barco para llevar personalmente la ayuda a Chimbote.
El aluvión en Yungay
El sismo, de fuerte e inusual duración de 45 segundos, provocó el desprendimiento del pico norte del nevado Huascarán, dando lugar a un devastador alud que consistió en aproximadamente 40 millones de metros cúbicos de hielo, lodo y rocas. Este alud medía 1,5 km de ancho y avanzó unos 13 km a una velocidad sorprendente de 200 a 500 km/h. La avalancha avanzó unos 13 km y, debido al eco que producía en los cerros de la cordillera Blanca, tomó desprevenida a la población yungaína. Al chocar contra la pared de la quebrada del río Ranrahirca, se formó un embalse temporal que desvió su curso violentamente en dirección sur, modificando su trayectoria en unos treinta grados.
La tercera parte de la masa de la avalancha saltó la quebrada, que había salvado a Yungay de un aluvión en 1962, y sepultó por completo a esta ciudad, convirtiéndose en una de las más afectadas en términos de mortalidad. A su paso, la corriente mayor también arrasó con el pueblo de Ranrahirca. La magnitud del desastre resultó en la pérdida de más de veinte mil vidas humanas, convirtiéndose en una de las tragedias más mortales de la región....Observé una ola gigante de lodo gris claro en la parte alta de Yungay, muy semejante a una ola de mar rompiendo en una cresta, tenía una altura aproximada de veinticinco o treinta metros...Relato de un sobreviviente en 2012
«...Sentimos un tremendo ruido que se presentaba de ambos lados... el ruido se asemejaba al de muchos aviones... no sabíamos por donde venía ni que pasaba, en esos momentos no nos acordábamos del Huascarán... Finalmente vimos el aluvión de lodo completamente negro con más de 400 metros de altura que avanzaba botando chispas de distintos colores...»En Yungay sólo se salvaron aproximadamente 300 personas separadas en dos grupos, 90 personas que corrieron hacia el cementerio de la ciudad (una antigua fortaleza preinca elevada), y un numeroso grupo de niños que asistieron a un circo itinerante llamado Verolina y que estaba ubicado en el estadio a 700 metros de la plaza mayor.
Relato de una superviviente, en 1970
Las labores de rescate y evacuación que puso en marcha el gobierno central sólo procedieron mediante vía aérea luego de dos días de la tragedia debido a la densa nube de polvo que se levantaba a 2700 metros sobre el nivel de la zona de la tragedia.
Así es que la provincia de Yungay alcanzó las cifras más altas en cuanto a mortalidad: 25.000 personas. El aporte internacional tuvo gran importancia en el momento de la emergencia, diversas organizaciones mundiales brindaron su apoyo. La magnitud de su cooperación no sólo fue en el momento de la emergencia sino también en la rehabilitación de la zona afectada y en el futuro desarrollo de la región. Sin embargo, la destrucción de las vías de comunicación de la zona y la falta de planeamiento le dieron una cuota de ineficiencia. Por ello es que el 28 de marzo de 1972 se crea el Instituto Nacional de Defensa Civil, para que se encargue de coordinar la prevención y la ayuda en caso de posteriores desastres.
A raíz del terremoto de 1970 que asoló varias ciudades del Callejón de Huaylas y que motivó la solidaridad de diversos países, Yungay recibió el nombre de "Capital de la Solidaridad Internacional".
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