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quarta-feira, outubro 30, 2024

Porque um Poeta continua vivo, enquanto for lido e recordado...

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(imagem daqui)

 

Carta

 

O pombal das cartas
começa o seu impossível voo
desde as trémulas mesas
onde se debruça a recordação,
a gravidade da ausência,
o coração, o silêncio.

Ouço o batimento de cartas
navegando em direcção ao centro.

Onde vou encontro-me
com homens e mulheres
gravemente feridos pela ausência,
desgastados pelo tempo. 

Cartas, relações, cartas:
postais, sonhos
fragmentos de ternura,
projetados no céu,
lançados de sangue a sangue
e de desejo a desejo.

Ainda que debaixo da terra
esteja o meu corpo que ama
escreve-me na terra
que eu hei-de escrever-te.

A um canto emudecem
cartas velhas, velhos envelopes,
com a cor da idade
impressa sobre a escrita.
Ali perecem as cartas
Cheias de estremecimentos.
Ali agoniza a tinta
e desfalecem as folhas soltas,
e o papel enche-se de buracos
como um breve cemitério,
das paixões de antes
dos amores de depois.

Ainda que debaixo da terra
esteja o meu corpo que ama
escreve-me na terra
que eu hei-de escrever-te.

Quando te escrevo
emocionam-se os tinteiros:
os negros tinteiros frios
fazem-se vermelhos e ternos,
e um claro calor humano
ergue-se do fundo negro. 
Quando te escrevo,
escrevem-te os meus ossos:
escrevo-te com a inapagável
tinta do meu sentimento.

Além vai a minha carta incandescente,
pomba forjada no fogo,
com as duas asas dobradas
e a direção no meio. 
Ave que só persegue
por ninho o ar e o céu,
carne, mãos, olhos teus,
e o espaço do teu alento.

E estarás nua
dentro dos teus sentimentos,
sem roupa, para a sentir
completamente contra o teu peito.

Ainda que debaixo da terra
esteja o meu corpo que ama
escreve-me na terra
que eu hei-de escrever-te.

Ontem uma carta ficou
abandonada e sem dono,
voando acima dos olhos
de alguém que perdeu o seu corpo.
Cartas que permanecem vivas
falando aos mortos
papel anelante, humano,
sem olhos que possam sê-lo.

Enquanto os caninos crescem,
sinto cada vez mais perto
a leve voz da tua carta
que é como um clamor imenso.
Chegará enquanto durmo,
se não for possível desperto.
E as minhas feridas hão-de ser
os tinteiros derramados,
as bocas estremecidas
de recordar os teus beijos
e com a sua voz inaudível
hão-de repetir: amo-te. 

 

Miguel Hernández

O poeta Miguel Hernández nasceu há 114 anos...

    

Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942) fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, Miguel Hernández mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono» de la generación del 27.​ Actualmente - y tras las interesantes aportaciones de A. Sánchez Vidal - se le asocia a la Escuela de Vallecas.

 

Busto de Miguel Hernández en el Paseo de los Poetas, El Rosedal, Buenos Aires

 

in Wikipédia

 



Las cárceles




I

Las cárceles se arrastran por la humedad del mundo,
van por la tenebrosa vía de los juzgados;
buscan un hombre, buscan a un pueblo, lo persiguen,
lo absorben, se lo tragan.

No se ve, que se escucha la pena de metal,
el sollozo del hierro que atropelan y escupen:
el llanto de la espada puesta sobre los jueces
de cemento fangoso.

Allí, bajo la cárcel, la fábrica del llanto,
el telar de la lágrima que no há de ser estéril,
el casco de los odios y de las esperanzas,
fabrican, tejen, hunden.

Cuando están las perdices más roncas y acopladas,
y el azul amoroso de las fuerzas expansivas,
un hombre hace memoria de la luz, de la tierra,
húmedamente negro.

Se da contra las piedras la libertad, el día,
el paso galopante de un hombre, la cabeza,
la boca con espuma, con decisión de espuma,
la libertad, un hombre.

Un hombre que cosecha y arroja todo el viento
desde su corazón donde crece un plumaje:
um hombre que es el mismo dentro de cada frío,
de cada calabozo.

Um hombre que ha soñado con las aguas del mar,
y destroza sus alas como um rayo amarrado,
y estremece las rejas, y se clava los dientes
en los dientes de trueno.

 

Miguel Hernández

quinta-feira, março 28, 2024

Hoje é dia de cantar a poesia de Miguel Hernández...

 

Aceituneros

 

Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
decidme en el alma, ¿quién,
quién levantó los olivos?
No los levantó la nada,
ni el dinero, ni el señor,
sino la tierra callada,
el trabajo y el sudor.
Unidos al agua pura
y a los planetas unidos,
los tres dieron la hermosura
de los troncos retorcidos.
Levántate, olivo cano,
dijeron al pie del viento.
Y el olivo alzó una mano
poderosa de cimiento.
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos, decidme en el alma ¿quién
quién amamantó los olivos?
Vuestra sangre, vuestra vida,
no la del explotador
que se enriqueció en la herida
generosa del sudor.
No la del terrateniente
que os sepultó en la pobreza,
que os pisoteó la frente,
que os redujo la cabeza.
Árboles que vuestro afán
consagró al centro del día
eran principio de un pan
que sólo el otro comía.
¡Cuántos siglos de aceituna,
los pies y las manos presos,
sol a sol y luna a luna,
pesan sobre vuestros huesos!
Andaluces de Jaén,
aceituneros altivos,
pregunta mi alma: ¿de quién,
de quién son estos olivos?
Jaén, levántate brava
sobre tus piedras lunares,
no vayas a ser esclava
con todos tus olivares.
Dentro de la claridad
del aceite y sus aromas,
indican tu libertad
la libertad de tus lomas.

 

Miguel Hernández

O poeta Miguel Hernández morreu há 82 anos...

    

Miguel Hernández Gilabert (Orihuela, 30 de octubre de 1910 - Alicante, 28 de marzo de 1942) fue un poeta y dramaturgo de especial relevancia en la literatura española del siglo XX. Aunque tradicionalmente se le ha encuadrado en la generación del 36, Miguel Hernández mantuvo una mayor proximidad con la generación anterior hasta el punto de ser considerado por Dámaso Alonso como «genial epígono» de la generación del 27.​ Actualmente - y tras las interesantes aportaciones de A. Sánchez Vidal - se le asocia a la Escuela de Vallecas.

 

Busto de Miguel Hernández en el Paseo de los Poetas, El Rosedal, Buenos Aires

 

in Wikipédia

 



Eterna sombra




Eterna sombra
Yo que creí que la luz era mía
precipitado en la sombra me veo.
Ascua solar, sideral alegría
ígnea de espuma, de luz, de deseo.
Sangre ligera, redonda, granada:
raudo anhelar sin perfil ni penumbra.
Fuera, la luz en la luz sepultada.
Siento que sólo la sombra me alumbra.
Sólo la sombra. Sin rastro. Sin cielo.
Seres. Volúmenes. Cuerpos tangibles
dentro del aire que no tiene vuelo,
dentro del árbol de los imposibles.
Cárdenos ceños, pasiones de luto.
Dientes sedientos de ser colorados.
Oscuridad del rencor absoluto.
Cuerpos lo mismo que pozos cegados.
Falta el espacio. Se ha hundido la risa.
Ya no es posible lanzarse a la altura.
El corazón quiere ser más de prisa
fuerza que ensancha la estrecha negrura.
Carne sin norte que va en oleada
hacia la noche siniestra, baldía.
¿Quién es el rayo de sol que la invada?
Busco. No encuentro ni rastro del día.
Sólo el fulgor de los puños cerrados,
el resplandor de los dientes que acechan.
Dientes y puños de todos los lados.
Más que las manos, los montes se estrechan.
Turbia es la lucha sin sed de mañana.
¡Qué lejanía de opacos latidos!
Soy una cárcel con una ventana
ante una gran soledad de rugidos.
Soy una abierta ventana que escucha,
por donde ver tenebrosa la vida.
Pero hay un rayo de sol en la lucha

que siempre deja la sombra vencida.



Miguel Hernández

segunda-feira, novembro 20, 2023

Paco Ibañez - 89 anos


  

Paco Ibáñez (Valencia, 20 de noviembre de 1934) es un cantante español, cuya trayectoria artística la ha dedicado casi íntegramente a realizar versiones musicadas de poemas de autores españoles e iberoamericanos, tanto clásicos como contemporáneos.
      

   


segunda-feira, setembro 16, 2013

Porque Víctor Jara foi assassinado há 40 anos...



El niño yuntero - Víctor Jara
Miguel Hernández - Víctor Jara

Carne de yugo ha nacido
más humillado que bello
con el cuello perseguido
por el yugo para el cuello.

Empieza a vivir y empieza
a morir de punta a punta
levantando la corteza
de su madre con la yunta.

Contar sus años no sabe
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Me duele este niño hambriento
como una grandiosa espina
y su vivir ceniciento
revuelve mi alma de encina.

Contar sus años no sabe
y ya sabe que el sudor
es una corona grave
de sal para el labrador.

Quién salvará a este chiquillo
menor que un grano de avena,
de dónde saldrá el martillo
verdugo de esta cadena.

Que salga del corazón
de los hombres jornaleros
que antes de ser hombres son
y han sido niños yunteros.