terça-feira, abril 30, 2024

A primeira manifestação das Mães da Praça de Maio foi há 47 anos...

    

As Mães da Praça de Maio (em espanhol, Asociación Madres de la Plaza de Mayo) é uma associação argentina de mães que tiveram os seus filhos assassinados ou desaparecidos durante o terrorismo de estado da ditadura militar, que governou o país entre 1976 e 1983. Elas organizaram-se tentando descobrir o que ocorreu com os seus filhos e começaram a fazer passeatas em 1977 na Praça de Maio, em Buenos Aires, em frente a Casa Rosada, a sede do governo argentino, em desafio público ao terrorismo de Estado do governo, destinado a silenciar toda a oposição política. Vestindo lenços de cabeça branca para simbolizar as fraldas de seus filhos perdidos, as mães marcharam em solidariedade para protestar contra as atrocidades cometidas pelo regime militar. Eles responsabilizaram o governo pelas violações de direitos humanos que eles cometeram durante o período em que estiveram no poder.

As Mães da Praça de Maio foram o primeiro grande grupo a se organizar contra essas violações de direitos humanos. Juntas, as mulheres criaram uma força dinâmica e inesperada, que existia em oposição às restrições tradicionais às mulheres na América Latina. As mães se reuniram e pressionaram por informações sobre seus filhos. Ao realizar esses esforços, eles também destacaram as violações de direitos humanos ocorridas e aumentaram a consciencialização em escalas locais e internacionais. Seu legado e progresso subsequente foram bem sucedidos devido à sua organização de grupo sustentada, uso de símbolos e slogans, e protestos semanais silenciosos. Hoje, as mães estão empenhadas na luta pelos direitos humanos, políticos e civis na América Latina e em outros lugares.

O governo militar considerou essas mulheres politicamente subversivas; a fundadora das Mães da Praça de Maio, Azucena Villaflor, juntamente com as freiras francesas Alice Domon e Léonie Duquet que apoiaram o movimento, foram sequestradas, torturadas e assassinadas pelo governo militar por ordem de Alfredo Astiz, ex-comandante naval da Marinha Argentina e Jorge Rafael Videla, ex-comandante do Exército Argentino e ditador da Argentina entre 1976 e 1981, ambos condenados à prisão perpétua pelos seus papéis na repressão das Mães da Praça de Maio e outros dissidentes durante a Guerra Suja.

   


Pañuelo blanco, símbolo de las Madres de Plaza de Mayo
   
Su objetivo inicial era poder tener una audiencia con el presidente de facto argentino Jorge Rafael Videla. Para ello se reunieron en la Plaza de Mayo y efectuaron una manifestación pública pacífica pidiendo saber el paradero de sus hijos.
La idea de reunirse en la Plaza de Mayo surgió el sábado 30 de abril de 1977, cuando el grupo inicial de 14 madres de detenidos y desaparecidos estaba esperando que las atendiera el secretario del vicario castrense, en la Curia Metropolitana (en Buenos Aires). Una de ellas, Azucena Villaflor, propuso entonces: «Individualmente no vamos a conseguir nada. ¿Por qué no vamos todas a la Plaza de Mayo? Cuando vea que somos muchas, Videla tendrá que recibirnos». La elección de la Plaza de Mayo se debió a que está situada frente a la Casa Rosada - sede de la Presidencia - y a que es el lugar donde tradicionalmente se han efectuado manifestaciones políticas. Las 14 madres caminaron hasta la plaza y se quedaron de pie enfrente de la entrada principal de la Casa Rosada.

Entre aquellas primeras Madres estuvieron Azucena Villaflor, Berta Braverman, Haydée Gastelú, María Adela Gard, Julia Gard, María Mercedes Gard y Cándida Felicia Gard (4 hermanas), Delicia González, Pepa García de Noia, Mirta Baravalle, Kety Neuhaus, Raquel Arcuschin, Antonia Cisneros,​ Elida E. de Caimi, Ada Cota Feingenmüller de Senar, y una joven que no dio su nombre.

Desde marzo de 1976, la dictadura cívico-militar (1976-1983) había impuesto el estado de sitio, por lo que inmediatamente se les acercaron policías que les informaron que estaban prohibidos los grupos de tres o más personas, y que estaba prohibido estar de pie inmóvil en la vía pública, por lo que les ordenaron que circularan (o sea, que se fueran de la plaza). En cambio, las madres empezaron a caminar en círculos a paso lento alrededor de la Pirámide de Mayo (el monumento central de la Plaza de Mayo). Para evitar que se formaran grupos de tres, caminaron de a dos, tomadas del brazo.

Al viernes siguiente aparecieron más madres desde la ciudad de La Plata, entre ellas Hebe de Bonafini. La presencia de las madres en la Plaza era conocida por comentarios de boca en boca, puesto que así como para la prensa cómplice de la dictadura no existían los desaparecidos, tampoco existían las Madres.

Para la tercera reunión decidieron cambiar los viernes por los jueves. Acordaron que fueran los jueves de 15:30 a 16:00 h por ser un día y una hora en la que transitaba mucha gente por la Plaza. Ellas permanecían en grupo y de pie sin caminar.

Dadas esas condiciones, comenzaron las marchas alrededor de la Pirámide de Mayo, símbolo de la libertad. Para reconocerse, comenzaron a usar un pañuelo blanco en la cabeza hecho en un principio con tela de los pañales que se usaban para bebés, representando así a los hijos. Ese pañuelo se convirtió en su símbolo. Las Madres intentaron dar a conocer sus dramas y así participaron de marchas religiosas numerosas y populares en las cuales era conveniente que pudieran reconocerse.

 
   
 
Una de las Madres en un acto de recuerdo en la ex-ESMA, junto al retrato de su hija, desaparecida a los 18 años
 

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