Monumento a Gerardo Diego en la calle Pío Baroja de Madrid, delante de la «Casa de Cantabria»
Biografía
Nació el
3 de octubre de
1896 en
Santander. Fue alumno de la
Universidad de Deusto donde estudió la carrera de Filosofía y Letras, y donde conoce a quien seria después un amigo esencial en la vida literaria,
Juan Larrea. Finalizada la carrera, se doctoró en
Madrid. Desde 1920 fue catedrático de Lengua y Literatura en institutos de
Soria,
Gijón, Santander y Madrid. En Santander dirigió dos de las más importantes revistas del 27,
Lola y
Carmen. Fue uno de los principales seguidores de la vanguardia poética española, y en concreto del
ultraísmo y del
creacionismo. En 1925 obtuvo el
Premio Nacional de Literatura.
Elaboró las dos versiones de la famosa
Antología de poesía que dio a conocer a los autores de la
Generación del 27.
Como profesor, dio cursos y conferencias por todo el mundo. Fue además
crítico literario, musical y taurino además de columnista en varios
periódicos. Se casó en el año 1934, y al año siguiente se traslada como
catedrático al Instituto de Santander. Su tarea poética se sigue
completando con sus estudios sobre diferentes temas, aspectos y autores
de la
literatura española, con su labor de conferenciante y su destacada crítica musical, realizada desde diferentes
periódicos.
La
Guerra Civil estalla cuando se halla de vacaciones en
Sentaraille (
Francia).
A diferencia de gran parte de sus compañeros, Gerardo Diego tomó
partido por el bando nacional y permaneció, por tanto, en España al
finalizar la misma. Finalizada la contienda, se traslada al Instituto
Beatriz Galindo de Madrid, en el que permanecería hasta su jubilación.
Durante la guerra y la posguerra, son además frecuentes en la obra de
Diego los poemas políticos en defensa de los sublevados y de los
voluntarios falangistas de la
División Azul.
Poética
Representó el ideal del 27 al alternar con maestría la
poesía tradicional y la
vanguardista,
de la que se convirtió en uno de los máximos exponentes durante la
década de los años veinte. Su obra poética sigue, pues, estas dos
líneas.
Es de destacar la influencia de Gerardo Diego en otras figuras de
relevancia tanto en el ámbito nacional como regional. Destaca entre sus
seguidores la poeta cántabra
Matilde Camus, de la que fue profesor en el Instituto de Santa Clara en Santander. Gerardo Diego envió en 1969 una poesía cuyo título es
Canción de corro para el prólogo del primer libro de Matilde Camus titulado
Voces
y que fue dado a conocer en el Ateneo de Madrid. Asimismo, pronto se
publicará la correspondencia que mantuvo con Matilde Camus.
Su
poesía tradicional comprende poemas de corte tradicional y clasicista, donde recurre con frecuencia al
romance, a la
décima y al
soneto.
Los temas son muy variados: el paisaje, la religión, la música, los
toros, el amor, etc. Es suyo el considerado por muchos el mejor soneto
de la literatura española,
El ciprés de Silos, así como de otros poemas importantes como
Nocturno,
Las tres hermanas o
La despedida.
Su inclinación por el
nuevo arte de vanguardia le lleva a iniciarse primero en el
creacionismo.
La falta de signos de puntuación, la disposición de los versos, los
temas intrascendentes y las extraordinarias imágenes caracterizan esta
poesía.
El ciprés de Silos
A Ángel del Río
Enhiesto surtidor de sombra y sueño
que acongojas el cielo con tu lanza.
Chorro que a las estrellas casi alcanza
devanado a sí mismo en loco empeño.
Mástil de soledad, prodigio isleño,
flecha de fe, saeta de esperanza.
Hoy llegó a ti, riberas del Arlanza,
peregrina al azar, mi alma sin dueño.
Cuando te vi señero, dulce, firme,
qué ansiedades sentí de diluirme
y ascender como tú, vuelto en cristales,
como tú, negra torre de arduos filos,
ejemplo de delirios verticales,
mudo ciprés en el fervor de Silos.
Gerardo Diego, 1924