segunda-feira, janeiro 17, 2022

Camilo José Cela, o galego prémio Nobel da Literatura, morreu há vinte anos

  
Camilo José Cela Trulock, 1º. Marquês de Iria Flavia (Padrón, 11 de maio de 1916 - Madrid, 17 de janeiro de 2002) foi um escritor espanhol, galego de nascimento, mas que sempre escreveu em língua castelhana.
Ele ofereceu os seus serviços, como informador, ao regime de Franco (galego como ele) e mudou-se, voluntariamente, de Madrid para a Galiza, durante a Guerra Civil Espanhola, a fim de se juntar às forças franquistas.
Foi membro da Real Academia Espanhola desde 1957 até à sua morte. Recebeu o Prémio Nobel de Literatura em 1989.
   
Brasão do Marquês de Iria Flavia
         


  
Poema en forma de mujer que dicen temeroso, matutino, inútil
 

 
Ese amor que cada mañana canta
y silba, temeroso, matutino, inútil
(también silba)
bajo las húmedas tejas de los más solitarios corazones
-¡Ave María Purísima!-
  
y rosas son, o escudos, o pajaritas recién paridas,
te aseguro que escupe, amoroso
(también escupe)
en ese pozo en el que la mirada se sobresalta.
Sabes por donde voy:
  
tan temeroso
tan tarde ya
(también tan sin objeto).
Y amargas o semiamargas voces que todos oyen
llenos de sentimiento,
  
no han de ser suficientes para convertirme en ese dichoso,
caracol al que renuncio
(también atentamente).
Un ojo por insignia,
un torpe labio,
  
y ese pez que navega nuestra sangre.
Los signos de oprobio nacen dulces
(también llenos de luz)
y gentiles.
Eran
-me horroriza decirlo-
muchos los años que volqué en la mar
(también como las venas de tu garganta, teñida de un tímido color).
  
Eran
-¿por qué me lo preguntas?-
  
dos las delgadas piernas que devoré.
Quisiera peinar fecundos ríos en la barba
(también acariciarlos)
e inmensas cataratas de lágrimas
sin sosiego,
 
desearía, lleno de ardor, acunar allí mismo donde nadie se atreve a
levantar la vista.
Un muerto es un concreto
(también se ríe)
pensamiento que hace señas al aire.
La mariposa,
  
aquella mariposa ruin que se nutría de las más privadas
sensaciones,
vuela y revuela sobre los altos campanarios
(también hollados campanarios)
aún sin saber,
como no sabe nadie,
  
que ese amor que cada día grita
y gime, temeroso, matutino, inútil
(también gime)
bajo las tibias tejas de los corazones,
es un amor digno de toda lástima.

   
  
Camilo José Cela

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